Al embarazo se puede llegar por diferentes vías y una, cada vez más frecuente, es la inseminación artificial.
A REPROBANK acuden mujeres con diferentes realidad. Algunas cuya pareja tiene problemas de infertilidad masculina, otras que deciden ser mamás solas y mujeres en pareja con otra mujeres.
Si bien el camino de la reproducción asistida puede ser estresante para todas ellas, hay decisiones, miedos y preocupaciones específicas para cada caso.
Diferentes formatos de familia
Elegir un formato de familia puede ser una tarea sencilla, pero también puede ser un camino lleno de dudas y titubeos. No todas las mujeres lesbianas deciden acceder a la maternidad por banco de semen, algunas optan, por ejemplo, por un donante conocido o por la participación de un allegado en la gestación y crianza de un hijo o hija.
Algunas mujeres saben con claridad cuál formato quieren, pero para otras es algo nuevo para explorar. Elegir la vía hacia la maternidad puede resultar ser complejo y a veces difícil en sí, ya que existen muchas opciones en la actualidad. En esta etapa inicial, los grupos de apoyo y el asesoramiento psicológico especializado suele ser de gran utilidad cuando hay indecisión.
Opciones de reproducción asistida
Elegir un tratamiento de reproducción asistida (TRA) implica que ya se ha dado el paso inicial, elegir cómo buscar el embarazo. En esta instancia, los pasos a seguir dependerán del método de reproducción por el que se haya optado tras una correcta y completa evaluación médica. En algunos casos se requerirá un tratamiento de baja complejidad (como Inseminación Artificial) y en otros de alta complejidad (como Fertilización In Vitro – FIV).
Existen diferentes técnicas frecuentes para buscar el embarazo, tres de ellas son las más frecuentes dentro de las mujeres lesbianas cuando no existen problemas de infertilidad: Inseminación Vaginal Casera, Inseminación Artificial Intrauterina (IAI) y Fertilización In Vitro con óvulos propios o de la pareja.
La inseminación casera es válida como técnica cuando no hay causas de infertilidad importantes, sin embargo, diversos estudios científicos han mostrado su baja eficacia en comparación con la IAI, la cual es doblemente exitosa. Si las técnicas de inseminación no son la alternativa buscada, pueden optar por técnicas más complejas como la fertilización in vitro (ICSI o FIV). Esta última opción puede llevarse a cabo utilizando los óvulos de la futura gestante o incluso los de su compañera.
Someterse a un tratamiento de reproducción asistida
Encarar un tratamiento de reproducción asistida, sea cual sea, es un proceso estresante que puede repercutir en la salud física y en la estabilidad psicológica y emocional. Esto es cierto tanto para la mujer gestante como para la no gestante, en el caso de la pareja. En el transcurso del TRA se pueden presentar situaciones que suponen un reto, ya sean biológicas, psicológicas o emocionales.
Es posible que haya que enfrentarse a resultados negativos sucesivos (no embarazo), altibajos emocionales producto de la estimulación hormonal, abortos espontáneos, necesidad de acceder a tratamientos de alta complejidad, entre otros. Así mismo, es un proceso que puede ir acompañado de miedos y preocupaciones sobre cómo contarlo a los demás. Las creencias conservadoras y prejuicios socioculturales influyen sobre el manejo de esta información, si se decide comunicarlo, a quién y en qué medida.
Develar a los demás el uso de TRA genera dudas y miedos a cómo reaccionarán, desde personas conocidas, allegados, familiares, hasta los mismos hijos producto de estas técnicas.
Finalmente, se presenta un miedo disperso a lo largo de la búsqueda del embarazo “¿podré quedar embarazada, ser madre?”, cada intento con resultado negativo alimenta el miedo de un posible negativo definitivo. Algunos factores de estrés los comparten ambas mujeres, la gestante y la no gestante, sin embargo, otros son exclusivos y diferentes para cada una. La correcta identificación y manejo de cada factor puede ayudarlas no sólo a sortear las dificultades sino a que sean constructivas para la preparación de la maternidad, sea de una o de ambas madres.
¿Es necesario tener apoyo psicológico?
En principio no se considera necesario, afortunadamente la mayoría de las mujeres en este proceso se encuentran con salud reproductiva y estabilidad emocional. No obstante, se recomienda pedir ayuda psicológica cuando empiezan a haber dificultades para lograr el embarazo, sean físicas o psicológicas.
En muchos casos los TRA pueden ser largos e implicar múltiples intentos sin éxito. Los obstáculos para lograr el embarazo pueden llegar a afectar a muchas esferas de la vida, desde la autoestima hasta las relaciones con los demás. Es importante saber que varios estudios han demostrado que una mujer con buena salud mental y bajos niveles de ansiedad tiene muchas más probabilidades de quedar embarazada.
DRA. PILAR REGALADO GLEZ. DE COSSÍO
